Medir la calidad del agua requiere tener en cuenta varios parámetros para identificar su salubridad. Uno de los más importantes es la turbiedad. Esta, es la falta de transparencia que tiene el agua debido a que presenta partículas contaminantes en suspensión.
De esta manera, cuantos más sólidos coloidales haya en el líquido, más contaminado está y más turbia está, por lo que la calidad es menor.
En la mayoría de los casos se trata de residuos minerales y orgánicos los que afectan a la claridad, como microorganismos, precipitados de diferentes óxidos, carbonato de calcio, arcilla y compuestos de aluminio.
El control se realiza a través de las unidades de turbidez nefelométricas (NTU) que es aplicable a cualquier muestra libre de residuos y partículas que puedan asentarse rápidamente.
Causas de la turbidez en el agua
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la turbidez del agua potable apta para el consumo humano tiene un valor ideal de 1 NTU y no debe superar las 5 unidades.
Sin embargo, inicialmente las muestras contaminadas pueden tener una turbiedad de 200 NTU, incluso presentar valores de hasta las 1000 unidades antes del tratamiento de purificación.
Esto se debe a que las partículas suspendidas absorben el calor de la luz solar, lo que calienta el líquido y reduce la concentración de oxígeno. Las causas de la turbidez se deben a diferentes contaminantes que deben ser tratados para su control.
Estas son:
- La presencia de fitoplancton, tanto marino como de agua dulce, es decir el crecimiento de algas y otros microorganismos vegetales en las fuentes de suministro.
- La concentración de sedimentos que provienen de la erosión o degradación del suelo, consecuencia de procesos geológicos.
- La aparición de partículas resuspendidas del fondo que son agitadas por peces que viven y se alimentan de la fuente.
- La descarga de efluentes o cualquier líquido de desecho de diferentes procesos industriales, como las residuales que se mezclan con muestras de análisis.
Métodos para medir la turbiedad
En general, la turbidez es una propiedad óptica que dispersa la luz en el líquido y no la transmite debido a la suspensión de sólidos. Para su medición existen dos métodos cuantitativos estandarizados en las normas ISO 7027-2016 y que utilizan equipos como los nefelómetros y los turbidímetros ópticos.
Nefelometría
Es un procedimiento que mide la luz difusa o dispersa a 90° de su trayectoria. Se aplica a líquidos poco turbios menores de 0.05 NTU y hasta una medición máxima de 400 unidades. Es un método muy preciso que utiliza una celda fotoeléctrica y es el de mayor uso en la actualidad. Recomendado para aguas de consumo humano.
Turbidimetría
En este método la medición se hace por infrarrojos a 180° de atenuación en flujo radiante, es decir, luz transmitida/luz atenuada. Se aplica para líquidos muy contaminados altamente turbios como las fuentes residuales, es automático y su medición alcanza valores hasta de 1000 NTU.
Un agua turbia produce un rechazo inmediato por el consumidor, ya que su principal impacto es un efecto estético visual desagradable. La filtración se vuelve más difícil y los procesos de purificación requieren de mayor cantidad de desinfectantes.