Partícula

La principal funcionalidad de un filtro de agua es evitar que cualquier partícula quede suspendida en el agua limpia. Comúnmente, éstas se reconocen como sólidos dentro del agua. Aunque algunos átomos de gran tamaño afectan la salud del consumidor, existen otros más pequeños que no representan riesgo alguno.

Con ayuda de telas o mallas se puede limpiar el agua y retener esas partículas con ayuda de las porosidades. Es importante tener en cuenta que estos poros pueden ir reduciendo su capacidad de absorción con cada uso, aunque dependerá de la densidad de sólidos que existan en el agua no tratada.

La importancia del medio filtrante

Cuando es momento de elegir un modelo de filtro, es importante tener en cuenta muchos aspectos. Por ejemplo, la capacidad de absorción, la calidad del agua a filtrar, los costes, el material, el tipo de mantenimiento, etc. Todo esto influirá en la efectividad de la retención de las partículas. Es por eso que es fundamental escoger el producto perfecto. Algunas de las características que se pueden tener en cuenta son las siguientes.

  • Compatibilidad y resistencia química: Algunos átomos pueden dañar o estropear los materiales de filtrado, por ejemplo, el cloro deteriora casi de inmediato algunas membranas.
  • Permeabilidad y resistencia a la presión: Es muy importante tener en cuenta que la fuerza de la presión es determinante para retener los sólidos, pero también se debe garantizar que el equipo se mantenga en buenas condiciones.
  • Capacidad de retención: Es decir, verificar cuántos sólidos puede absorber en su ciclo de vida, lo que depende del material y del tipo, así como cuántos kilos por litro puede sostener.
  • Mantenimiento: Algunos partículas pueden quedar retenidos en el equipo, por lo que lo estropearán rápidamente, así que se debe hacer una buena limpieza y mantenimiento dependiendo de su uso.

¿Cuáles son los filtros más recomendados para cada tipo de partícula?

Existen muchos materiales que son utilizados en un sistema de filtrado por su capacidad porosa. Por ejemplo: telas, fibras, tejidos, fieltros o membranas poliméricas. Estos pueden ser naturales, sintéticos, cerámicos o metálicos. Sin embargo, se utilizarán de acuerdo al tamaño de las partículas que se quieren retener. Existen tres tipos de clasificación en el mercado según el sistema de filtración, que son los siguientes.

  • Microfiltración: Aquí las partículas suelen tener un tamaño menor a 10 micrones. Para retenerlas se utilizan filtros con porosidades de tamaño desde 0,1 micrones que también funcionan para detener sólidos mayores.
  • Ultrafiltración: Con este sistema ya se empiezan a retener moléculas, que se definen con un tamaño aún menor. El peso molecular de estas sustancias no superan los 10 Dalton/gmol. Estos suelen retener virus o bacterias separando las proteínas.
  • Nanofiltración: Se utiliza para detener moléculas más pequeñas y funciona para desmineralizar el agua y concentrar los compuestos orgánicos.

En este sentido, cuando se quieren eliminar sólidos más grandes se recomienda un filtro de sedimentos. Esto sistema tiene la finalidad de eliminar contaminantes de tipo metálico, así como sustancias cargadas o sólidos disueltos. Mayormente, suelen encontrarse suspendidos en la superficie del agua y le dan un aspecto de turbidez.

La suciedad y el óxido de hierro, que son los elementos sólidos más comunes en el agua, pueden ser eliminados con cualquier tipo de filtro.