La presencia de calcio en el agua se debe a las fuentes subterráneas naturales que atraviesan un proceso de lixiviación en suelos calizos. Es un elemento que se encuentra en proporciones mucho mayores que el magnesio (Mg), pero juntos son los iones responsables de la dureza del agua.
Absorbido por disolución simple cuando emerge de yesos y silicatos o, a través de un ataque de dolomías y calizas por la acción del anhídrido carbónico, el Ca varía según los miligramos de carbonato (CaCO3) por litros de solución y puede presentarse en su forma más común como bicarbonato.
Aun cuando no existen datos precisos que indiquen que consumir un líquido con presencia de iones duros afecte la salud o cause el desarrollo de ciertas enfermedades, si se ha demostrado que un alto contenido de minerales disueltos influye en su sabor, por lo que cuanto más alta es la concentración de Ca+2 y Mg+2, más desagradable será al gusto.
¿Cómo afecta el calcio a la calidad del agua?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la concentración de Ca máxima deseable es de 100 mg/l de CaCO3 para que el líquido sea suave y establece un valor máximo admisible de 500 miligramos de CaCO3/l para aquellos provenientes de procesos de tratamientos en uso industrial y de suministro doméstico por tubería.
Aunque de acuerdo con la localidad, tipo de suelos, minerales de la zona, clima y fuentes de estancamientos, la proporción puede variar entre 50 a 200 miligramos de CaCO3/l, y hasta en condiciones sanitarias se ha establecido una dureza mínima de 150 mg de CaCO3/l como limite orientador de calidad para la reglamentación española.
De esta manera, el uso de aguas con altos niveles de calcio genera grandes inconvenientes ya que disminuye su calidad fisicoquímica.
A nivel industrial, presenta problemas de incrustaciones en equipos y taponamientos en tuberías. En cuanto al uso doméstico produce precipitaciones en el uso de detergentes y jabones que reducen su efectividad y también afecta la cocción de alimentos y disminuye el rendimiento de calentadores.
Como solución integral, la filtración es el método más eficaz y el más usado para la descalcificación, por lo que existen filtros con diferentes técnicas para conseguir agua con un valor adecuado de concentración, que sea beneficioso tanto para el consumo como para el funcionamiento de máquinas.
Técnicas para eliminar el calcio
Lograr un equilibrio químico de minerales para tener un agua de mayor calidad es posible con un tratamiento adecuado dentro del proceso de purificación. Existen tres técnicas ya certificadas y que arrojan un valor dentro del rango establecido. Estas son:
- El intercambio iónico: es la técnica más usada, ya logra eliminar el Ca y el Mg a través de una sustitución de iones de sodio y potasio con resinas de intercambio.
- El granulado catalizador: que actúa como descalcificador magnético para cristalizar el catión a partículas de tamaño filtrables, luego estas pueden ser retenidas por un filtro de carbón activado.
- La ósmosis inversa: en la que se separan los cationes con presión alta a través de poros muy pequeños en una membrana filtrante. No es muy recomendable ya que es la técnica menos rentable y produce un líquido sin conductividad susceptible a gérmenes.
Estos son métodos aprobados que permiten ofrecer un agua de mejor calidad y dentro del rango mineral establecido como ideal para el beneficio del organismo y la vida útil de los equipos.