La mayoría de los microorganismos presentes en el agua son eliminados durante las primeras etapas de purificación, sin embargo muchas bacterias se transmiten después o sobreviven al proceso de potabilización.
Aunque algunos de estos organismos vivos ayudan a la degradación de materia orgánica y otros son parte del metabolismo del hombre, lo cierto es que aquellos patógenos de origen entérico y parasitario son indicadores puntuales de contaminación y causan enfermedades como la salmonelosis, el cólera, la giardiasis, entre otras un tanto más graves.
Para garantizar un líquido microbiológicamente potable es necesario utilizar diferentes métodos de tratamiento, desde los químicos como la desinfección con cloro hasta los físicos como la filtración.
En este último se utilizan unidades porosas para filtrar las partículas dañinas que pueden ocasionar infecciones y riesgos potenciales en la salud, por lo que estos equipos logran remover los microorganismos para cumplir con la estandarización y obtener un líquido de mayor pureza apto para el consumo.
Relación entre la calidad del agua y la salud en presencia de bacterias
El suministro del agua para el uso doméstico y consumo humano debe tener la calidad adecuada para prevenir enfermedades por transmisión y disminuir los efectos tóxicos que puedan afectar el organismo.
Se deben emplear tratamientos de purificación y conseguir el control bacteriano incluso de las fuentes externas que, posteriormente al tratamiento inicial, puedan añadir microorganismos patógenos.
Debido a su característica particular de no disolverse en el agua, estos organismos son capaces de coagular o unirse a partículas coloidales y sólidos en suspensión para viajar a través del líquido.
De esta manera, durante el proceso es fundamental utilizar filtros de una o varias etapas de absorción para separar y remover hasta en un 99 % los organismos vivos y con esto evitar su proliferación.
Uno de los problemas que más afectan a la salud es la presencia de pequeñas partículas de materia fecal, tanto de animales como de seres humanos, y que accidentalmente puede alcanzar las fuentes de suministros.
Por esto, es necesario el control rutinario con análisis bacteriológicos específicos para contaminación fecal y la cuantificación de coliformes que ayudan a valorar la presencia de estos organismos e identificar qué tipo de tecnología es necesaria para la desinfección total y en cuantas etapas se debe hacer.
Se consigue así, un agua no contaminada y de mayor calidad y por eso la garantía de salud de quienes la consumen.
Principales métodos para eliminar bacterias
Como ya lo hemos mencionado, el proceso de purificación está compuesto tanto de tratamientos químicos como físicos, y en función de estos los principales métodos para eliminar los microorganismos patógenos presentes son:
- La desinfección: añadir cloro es el método más efectivo para eliminar microorganismos patógenos y su uso ha logrado minimizar la transmisión de enfermedades de origen bacteriológico.
- La filtración de lecho o medios granulares: estos equipos retienen sólidos suspendidos que normalmente tienen adheridas las bacterias. Como medio de absorción se usa arena, zeolita, garnet o una combinación entre ellos.
- La filtración con carbón activado: son equipos con una superficie de absorción rugosa que separa compuestos orgánicos y fija las partículas vivas para evitar que se arrastren con el agua.
Existen otros métodos como la osmosis inversa, el ozono y la luz ultravioleta, sin embargo la desinfección y el uso de filtros son los más usados para obtener un líquido con valores de calidad adecuados.