Definida como la capacidad que tiene el agua para neutralizar los ácidos, la alcalinidad está determinada por una gran cantidad de sustancias químicas como los carbonatos y bicarbonatos presentes en disolución.
Se trata de la proporción de ácido que se requiere por cada litro de agua para lograr un valor de pH más estable y neutral (aproximadamente de 7).
Estos compuestos carbonatados son muy comunes en las fuentes subterráneas y generalmente requieren de un tratamiento para obtener altos niveles de calidad con el uso de filtro alcalinos.
De esta manera, mientras más alta es la alcalinidad mayor es la proporción de cal y produce un líquido con más dureza, esto puede generar efectos negativos en diferentes procesos industriales.
Sin embargo, tener un nivel bajo crea condiciones dañinas para la vida acuática, por lo que es necesario establecer un rango adecuado para que no sea demasiado básico o en extremo ácido.
La importancia de este parámetro en los procesos de ablandamiento
Conocer la alcalinidad del agua es de suma importancia para los sistemas industrializados y domésticos, sobre todo para su ablandamiento o suavización. Es vital identificar en cada muestra las partes por millón (ppm) o los miligramos de carbonato de calcio por litro de solución (mg CaCO3/L) para lograr un control de los sistemas de tratamiento.
Por ejemplo, el valor mínimo aceptado para conservar la vida acuática es de 20 mg de CaCO3/L, un dato inferior a éste genera sensibilidad a la contaminación y las fuentes acuosas no adquieren la capacidad de oponerse a la acidificación, es decir, disminuye considerablemente la concentración de hidrógeno.
Mientras que para sistemas industriales y suministros domésticos, el nivel adecuado debe estar entre los 50 y 200 mg de CaCO3/L para conseguir mantener un pH estable.
En otras palabras, es una propiedad que proporciona la resistencia necesaria para no modificar el pH del agua, aun cuando tenga presente sustancias muy ácidas o muy básicas.
Sin embargo, estos valores pueden variar de acuerdo con las normativas en cada país y la cantidad de dióxido de carbono (CO2) absorbido en las fuentes de estancamiento.
La alcalinidad es una característica que desempeña un rol importante en la productividad de cuerpos acuosos naturales que sirven como fuente de CO2 para el proceso de fotosíntesis.
Efectos de tener valores diferentes al rango ideal
El valor de este parámetro no refleja un dato constante ya que puede cambiar con el tiempo o estacionalmente según el clima o suelo, por esto su rango es bastante amplio. Tener una medida por debajo o por encima del adecuado, produce algunos efectos perjudiciales como taponamientos en los canales de distribución o sistemas de producción.
Con un nivel bajo puede ocurrir:
- Corrosión en tuberías y manchas en equipos de uso doméstico (lavadoras, termos, lavavajillas, cafeteras) o industrial.
- Descontrol en la concentración de hidrógeno y dificultad en su ajuste normal.
Con un nivel alto se produce:
- Una solución acuosa muy turbia que generalmente contiene sedimentos disueltos.
- Un aumento extremo del pH que se aleja del valor neutral.
- Incrustaciones en equipos que ocasionan un bajo rendimiento.
De esta manera, es importante identificar el valor de la alcalinidad ya que a través de este es posible decidir si es necesario un proceso de tratamiento industrializado o solo utilizar un filtro regulador del pH que añada minerales al agua para su consumo.