Agua potable

El suministro de agua de alta calidad para el uso y el consumo humano es indispensable para prevenir enfermedades de origen bacteriano y posibles efectos tóxicos en el organismo. Aunque es un bien vital, lo cierto es que es un recurso muy escaso.

Resulta que solo el 0.4 ? todo el agua que hay en el planeta es apta para el consumo, por lo que es importante recurrir a sistemas de potabilización que garanticen la calidad del líquido.

Desde la toma principal, cada fuente presenta contaminantes y sustancias disueltas que deben ser eliminados en su tratamiento. Algunos sólidos suspendidos se pueden detectar a simple vista y se retienen con procesos de filtración simple.

Mientras que otros son más difíciles de separar y hasta llegan a modificar ciertas propiedades como el color, sabor y olor, lo que genera un peligro potencial.

Sistema de potabilización

Tratar el líquido vital para que sea potable requiere de una serie de mecanismos de purificación, desde que ingresa a la planta potabilizadora hasta la entrega al consumidor.

Es lo que técnicamente se conoce como Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) y cada uno de sus mecanismos varía según las condiciones naturales del terreno de donde proviene el suministro.

La potabilización consiste en un tratamiento físico y químico para eliminar microorganismos patógenos, bacterias, compuestos inorgánicos como los minerales de dureza, metales y sales disueltas. También sustancias orgánicas, entre las de mayor presencia están los fármacos, detergentes, plaguicidas, aceites y grasas.

El proceso de potabilización se determina de acuerdo a la fuente:

  • Para una fuente superficial de ríos o lagos: el tratamiento consiste en etapas de separación de componentes naturales propios de la composición del líquido. Seguido la precipitación de impurezas, una fase de filtración y la desinfección con cloro o a través de la ozonización.
  • Para una fuente subterránea, con sal y metales: se utilizan procesos más complejos. Las impurezas se eliminan con el uso de una membrana semipermeable a través de una ósmosis inversa, o en caso de laboratorio por medio de un proceso de destilación.

Etapas de un sistema de potabilización

Las tecnologías más comunes que utiliza un sistema de purificación llevan a cabo procesos para retener la mayor parte de contaminantes, al mismo tiempo que mejora las propiedades y cumple con las especificaciones sanitarias a nivel mundial.

Las principales etapas son:

Pretratamiento

En esta fase se filtran sólidos de gran tamaño a través de rejillas de filtración. Después el líquido pasa por un desarenador que separa las partículas de arena y se destruyen algunas sustancias orgánicas con una pre desinfección.

Coagulación – floculación

Aquí se transporta el agua a una cámara de mezcla y se añaden ácidos o álcalis para ajustar el pH. Después, los agentes coagulantes, que con su acción química atrapan las moléculas contaminantes para separarlas en la siguiente etapa.

Decantación

La separación de las partículas suspendidas ocurre por gravedad. Los sedimentos más densos se van al fondo del decantador para ser retirados de manera continua.

Filtración

Tras la decantación, el líquido atraviesa un medio poroso para retirar por completo los sólidos menos densos. Se utilizan filtros de carbón activado o de arena y pueden retener las impurezas que persisten de procesos anteriores.

Desinfección

Es la etapa final del proceso en la que se añade cloro para eliminar bacterias o cualquier patógeno presente. Para aguas muy contaminadas, como las subterráneas, es necesario incluir en esta etapa rayos ultravioletas u ozono.

Con estos mecanismos es posible conseguir un agua con límites permisibles de calidad que no afecten la salud de los consumidores.